viernes, febrero 13, 2009

Reflexiones de una madrugada

Reproduzco aquí un escrito de mi señor padre, que no tiene blog, pero vamos que sí debería tenerlo.

Besos pare.


Reflexiones de una madrugada.

En este época en la que nos ha llegado de lleno la zozobra que produce la inseguridad en el trabajo, la incredulidad producida por la mentira continuada de la “malaclase” política y el agobio producido por las carencias y penurias económicas que sufren muchos de nuestros convecinos, y el riesgo cierto de que podemos ser nosotros uno mas en tal situación, no me cabe ninguna duda de que todos y cada uno de nosotros debería preguntar si no ha llegado el momento de cambiar.

Cambiar la forma y manera de enfocar la situación tanto económica como moral.

Económica puesto que, desde lo que antes denomine la “malaclase” política sea del color que sea, no se da ni remedio, ni solución, ni ayuda a los mas desfavorecidos, sino que en su afán de permanencia en el poder mienten sobre una realidad triste a la que nos han conducido.

Y nos han conducido permitiendo que unos pocos sobrevalorasen activos con afán de enriquecerse y luego recibiendo ayudas que pagaremos todos. Cosa no comprensible puesto que cuando se enriquecieron no dieron nada a los que ahora van a pagar.

Permitiendo que si alguien ha tasado un bien por encima de su valor para ofrecer dinero con interés lógico, ahora quiera cobrar un interés ilógico y además si no puedes pagar, el valor de lo tasado no sirve para nada. Solo lo que puedan querer pagar.

Serian innumerables y se necesitarían cientos de folios para hablar del abuso económico que los políticos han permitido, pero ahora no es tiempo de mas quejas ni de reproches, podemos y debemos todos y cada uno buscar formulas que nos permitan sobrellevar la situación y poco a poco salir de ella.

Dentro de las posibilidades de cada uno y entremezclando el enfoque económico y moral desde un nuevo prisma, cabria proponer la recuperación de valores que no por tradicionales han perdido su vigencia sino todo lo contrario.

En el contexto en que estamos inmersos, en donde como se apunta muchas personas atraviesan una difícil situación, podríamos practicar algo tan elemental como la generosidad. Generosidad para compartir parte de nuestros bienes y que seguro pueden ayudar a otros al transito hacia la mejora. Bienes que pueden ser de por si tanto los que abundan en nuestras casas como los derivados de nuestro tiempo y/o trabajo.

Podríamos –en el caso de no ser de los afortunados que disfrutan de desahogo económico- ofrecer a nuestros familiares, amigos, convecinos o en general a personas que lo necesiten, nuestro trabajo o conocimiento como ayuda a sus necesidades. Bien entendido que este caso no es otra cosa que lo que antes en cada pueblo se le denominaba aquello de “panes devueltos” o en mejor lenguaje actual “trabajos de buena vecindad” y que alguien tan importante como Pablo Coelho define como “banco de favores”.

En el firme convencimiento de que –salvo honrosas y escasas excepciones- los políticos son miserablemente corruptos y que su única preocupación es permanecer a lomos del contribuyente el máximo tiempo posible, malgastando recursos en innecesarios alardes de inversiones fatuas, somos todos y cada uno de nosotros, los que desde la solidaridad con nuestros vecinos debemos ponernos en camino de resolver este caos moral y económico al que nos han conducido.

Caos moral fácilmente apreciable cuando vemos que muchas personas han llegado al borde del precipicio económico por la falta de ética de esos políticos y sus aledaños que han ofrecido un cuerno de abundancia vacío, sin previsiones de futuro y sin ningún tipo de vergüenza a la hora de mentir sobre la situación real de la economía.

Caos moral fácilmente apreciable cuando vemos que nadie se retira de su cargo, pagado por todos, después de los graves errores cometidos tanto en dirigir como en ordenar trabajos, y que comparativamente con cualquier trabajo serian dignos del más duro despido posible por ineptos.

Caos moral fácilmente apreciable cuando –inmersos totalmente en la corrupción de los políticos y el robo a los demás ciudadanos- nadie se retira lleno de vergüenza ni nadie con el poder suficiente ordena que se retire a los ladrones que nos han esquilmado.

Caos moral fácilmente apreciable cuando –cerriles nacionalistas- solo miran su ombligo dejando fuera de sus cortas miras al resto de españoles. Increíblemente llamados “nacionalistas” cuando lo que pretenden y están consiguiendo con la complicidad de los políticos de todos los colores es precisamente romper la nación.

Podría seguirse citando infinitamente ejemplos de actuaciones llamémosles “equivocadas” cuando su nombre real es maliciosas e interesadas, pero en la actualidad no deberíamos preocuparnos mas por ellas sino solo recordarlas para el futuro y exigir responsabilidades en las urnas a todos los políticos de todos los colores.

En la actualidad nuestra mayor preocupación deberá ser encontrar las soluciones a las necesidades de nuestros semejantes. Ofrecer y pedir ayuda para los problemas para los que estemos capacitados o estemos sufriendo.

Para ello, alguien, persona o institución, debería poner en marcha –ya- una forma de poder intercambiarnos las ayudas que podamos ofrecer a los demás. Sin ánimo de nada más que eso –AYUDAR- y contribuir con nuestro pequeño grano de arena a la mejora del caos actual.

Y que nuestra solidaridad sea para con nuestros cercanos sin que, necesariamente, tenga que ser aplicada en un horizonte lejano.

Personalmente he encontrado a alguien que precisa de mis servicios y se los prestaré de una forma desinteresada. Si alguien mas me pide algo dentro de mis posibilidades no dudaré en dárselo, puesto que egoístamente quiero sembrar para, llegado el caso, poder pedir.

Compraré, lo poco a mucho que compre, de productos de mi entorno, en mi circulo y aunque ello implique un pequeño recargo en el precio, recargo que personalmente considero asumible en beneficio de mi mas cercana comunidad.

Con ello es indudable que no podré cambiar la tendencia actual de todo casi el mundo de solo mirar el día de hoy, pero si mas gente lo empieza a hacer así es seguro que nuestros productos y por ende nuestros resultados serán mejores. Nuestros agricultores, comercios, productores, empresas de servicios, etc. se verán favorecidos en la medida en que nosotros queramos.

Si consumimos nuestros productos es obvio que al aumentar la demanda podría aumentar la necesidad de mano de obra lo cual redunda en beneficio de todos nosotros. Y esta forma de actuación es seguro que no es una de esas “grandes medidas” prometidas e incumplidas por la “malaclase” política pero es seguro que algo hará, volviendo para terminar al rico refranero español “un grano no llena el granero pero ayuda al compañero”

En Albal (Valencia)
Pascual Muñoz.


12/02/2009 5:17:36

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