domingo, agosto 16, 2009

24 horas en Bronchales

Son las 13:00 h. del día 16 de Agosto de 2009. Llevo 24 horas en Bronchales, pueblo de la provincia de Teruel, del que he sido, hasta hace unos diez años, asiduo veraneante, pues inicie mis periplos estivales con tan sólo cinco meses de edad, allá por el año 75. Soy de la cuarta generación de veraneantes de mi familia, mi hija de la quinta, y tras varios años de ausencia en las fiestas de este pueblo, que han marcado mi juventud y seguro el resto de mi vida, he vuelto con intención de reengancharme. Es curiosos, diez años es lo que se está en la reserva activa del ejército, tras la mili, con posibilidad de reenganche automático.

Y así ha sido. Tras dejar a mis mujeres en el cercano pueblo de Monreal del Campo, ayer día 15 de Agosto a las 13:00 h., tomé la Autovía Mudéjar hasta Santa Eulalia, dejando la vía de alta velocidad para internarme por carretera provincial unos 30 km. hacia la Sierra de Albarracín. Es una carretera bien conservada, pintada, con sus vallas de protección y señalización correspondientes. Buena carretera para conducir solo, con ventanas bajadas, el aire en la cara, y practicar todos aquellos aspectos de la conducción que en ciudad no tenemos ocasión, léase, reducir, frenar, marchas cortas y largas en función de la pendiente y curvas, por mencionar algunos. Me crucé con unos tres moteros custom, a los cuales, desde mi coche, hice el correspondiente signo de V. Espero que no me tomaran por un chalado. A la salida, 32 C en Monreal, 27 C a la llegada en Bronchales.

Mis primeras seis horas en el pueblo fueron de antenero-instalador, aproveché para cambiar la instalación de antena interna de casa de mis padres, y completar así el trabajo realizado por aguerridos anteneros en el tejado la semana pasada. Quedó claro que el chavalín de unos veinte y pocos que se subió a cambiar la antena de treinta años, era el más adecuado para el trabajo, no sólo por la edad, sino por su peso, unos dos tercios del mío, y agilidad. Así que ahora mis padres tienen la casa preparada para el, mal llamado en mi opinión, apagón digital, pues de hecho apagarán la televisión analógica.

A las 19:30 h. me di una buena ducha y me metí en la cama con Anne, con Anne Frank, para dormirme hasta las 22:00 h. Lo siento Anne, ayer no te satisfice mucho, pero la noche se esperaba, como verás, larga.

Tras cenar, gracias padre, me fui con mis amigos J. y M.C. a casa de J.M. y A. Allí teníamos preparados un improvisado disfraz de Parchís, ese grupo de mi infancia que ni si quiera yo recuerdo bien. Yo vine aquí no a hablar de mi libro, sino a escuchar hablar a los demás, a tratar de integrarme y mimetizarme con mi pasado festero. Por ello cuando me dijeron, vamos a disfrazarnos el sábado por la noche, dije bien, y así hasta el final de la noche, salvo a las proposiciones deshonestas que J. me hizo arrepretándome el trasero, y yo a la voz "J. una cosa es la tontería de palabra, y otra que me magrees, cabrón". Con vaqueros y camiseta del color de las fichas, ellos eran los cuatro colores, y a mí me dejaron el modesto papel de dado. Un colega de la peña (V.S., merecerá entrada de blog aparte), actor de teatro aficionado, nos decoró el rostro, ojos, cejas, párpados, pestañas, y nos dibujó unos dados en las mejillas, eso eso, en las mejillas, dos a mí por ser el dado, y uno a los demás en un lado, al otro una ficha del color de su camiseta. Acompañado de pelucas de los correspondientes colores, estuvimos listos en menos de una hora. Mi peluca era negra, estilo príncipe de Bequelard venido a menos, que mutó a los comentarios a "bra bra bra", parece ser que es, debería ver más la mundana tele, de una imitadora de Rosa Conde.

Directos al local de la peña V.S., luego a las 24:00 h. turno de barra en la plaza del pueblo, al cual me apunté gustosamente. He comprobado que, sin beber, mi memoria a corto no funciona bien del todo, pues cual pez en pecera yo detrás de la barra, me cantaban tres cubatas, y al darme la vuelta a por vasos y hielo, y volver, en menos de veinte segundos, se me había olvidado. Técnica que tuve que depurar, para sobrevivir dos horas en las que se me secó la garganta hasta límites insospechados, intentando visualizar los vasos con el contenido alcohólico en función de la botella, más luego el color del preceptivo refresco, léase naranja, limón, cola o tónica, cosas atípicas como el toro rojo y el zumo piña, fueron más fáciles. La anécdota destacable le ocurrió a J. cuando alguien le pidió "un vodka azul, bueno y si no tienes pues rojo", para acabar con el blanco-toda-la-vida, que es lo único que ponemos en el pueblo.

A las 2:00 h. relevo, con cuba-litro de ron-cola en mano, de vuelta a la peña al grito de "cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te desean tus amigos de parchís". Mencionar a los disfrazados de la peña: tuvimos al grupo Locomía, con J., E., P. y un cuarto que no hizo más que cantarnos, "tú eres la ficha verde, tú eres la azul, tú la roja y tú amarilla" y señalándome con el dedo "y quién coño eres tú". Solución, pintarme un par de dados en la camiseta, la mía blanca, para ser más reconocible. Tuvimos también a la Whitehouse, a Olivia Newton J. y un Marc Anthony. Alaska, o más bien cuatro disfrazados de Alaska, también nos visitó.

Personajes no disfrazados destacables, D.chu. el grande con su metro noventa y ciento y pico kilos de amabilidad para con los regresados, cuba-litro con hielos luminosos en mano, solamente disponibles para los, como él, generales de la peña. Su hermana P. muy cariñosa, me dicen que también lo es aun no estando bajo los efectos del alcohol, que ayer todavía fue más espectacular por las sonadas ostias que se pegó por el pueblo, a mencionar, según palabras de un testigo, un orejazo que le asestó al caño de la cerveza, y tras comprobar que no le había sucedido nada a una de las principales herramientas de la peña, se le ayudo a levantarse.

Cuba-litro arriba y abajo de la peña a la plaza se nos pasó la noche, en jugar el bingo de la comisión, beber, reír, desfasar, comer perritos calientes, patatas y hamburguesas en el puesto de la plaza, beber más ron-cola, y un preceptivo clásico de la peña V.S., el chispazdo de vodka-lima que todo quisqui se mete de golpe al grito de "¡chispazoooooooooooo!".

A las 6:15 h. aterricé por casa, no falto de ganas de más fiesta, pero mis cuatro fichas, que son a los que más conozco de mi pasada época de fiestas, se me fueron a dormir, o a lo que sea. No muy perjudicado estaba, no hizo falta la técnica del litro y medio de agua, el ancla, ni el arpón, todas ellas usadas en Málaga hace un mes.

En fin, dentro de unas horas tenemos "futsopet", el partido de fútbol de V.S. antes de la tradicional Sopeta de Bronchales. Más en próximas entradas. Se espera fiesta loca de las 16:30 h. en adelante. No sé cuándo volveré ...

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