Mañana es mi último día en Bronchales por este verano. Entre mis días aquí y en Monreal del Campo, llevo aproximadamente 30 días sin pisar Valencia, ni ganas que tengo.
Supongo que te preguntarás por qué es tan especial para mí este pueblo. Allá por 1930, la generación de mis bisabuelos, y en concreto mis bisabuelo maternos José María Paredes y Victoria Gimeno, empezó a visitar este pueblo de la Serranía de Albarracín, con fines lúdicos, la caza, y terapéuticos, el clima seco ideal para el reúma. Mi bisabuelo, al que conocí pues murió en 1983 y yo nací en 1975, era ebanista, y mi bisabuela hornera y pastelera. Ambos abrieron un horno, por el cual la plaza en la que todavía hoy su casa sigue, recibe el nombre de Plaza del Horno. Según cuentan mi madre y mi abuela, ellos hacían pan la temporada de verano, unos tres meses, aquí en Bronchales, y el resto del año en nuestro pueblo de Valencia, Albal.
Tras mis bisabuelos vinieron la generación de mi abuela, con sus dos hermanos y dos hermanas. Mi madre, la nieta mayor de mis bisabuelos, vino también muy joven, y existe un vídeo grabado por mi tío-abuelo, el ex-futbolista del Valencia C.F. José Paredes, al principios de los años 60, en los que se ve a mi madre de nueve años, en blanco y negro, por estos lugares. También se ve muchas rocas en lugares como Corralizas, cerca del cual ahora hay un fantástico camping, sobre las cuales cuarenta años después yo me he encaramado, y que no he tenido problemas en reconocer en el mencionada película.
Mis padres, hacia 1982, un año antes de nacer mi hermano, concretamente en Agosto, mi madre de 8 meses, compraron un pequeño terreno en una calle del pueblo, antigua cochera de la casa del médico, donde desde 1983 tienen una pequeña pero acogedora casita, desde la que escribo esta entrada del blog (gracias a aircrack-ng).
Yo vine a Bronchales, según cuentan, en verano de 1975, con tan sólo 5 meses. Tengo además, alguna foto con mi bisabuela, en la puerta de su antiguo horno, con un año aproximadamente de vida. Ha habido muchos veranos, los que más recuerdo los de mi etapa de secundaria, en los que he pasado aquí cerca de 60 días en verano, Julio y Agosto. Un año conté las noches que salí por aquí con mis amigos y amigas, y conté 54 seguidas, el mismo número de días que aquí estuve.
Este año he traído a mi hija a Bronchales. Con tan sólo 7 meses le he enseñado cosas como el monte, los pájaros, gatos, perros, gallinas, patos, palomas, y ciervos, he perseguido, con ella en la mochila sobre mi pecho, mariposas por la Fuente de la Majada de las Vacas en Orihuela del Tremedal, hemos visto sus primeras setas en la recta del puerto, y hemos tocado con las manos el agua fría como el hielo de las fuentes de Bronchales.
Junto con las hijas de mi prima hermana, de cinco y dos años, mi hija pertenece a la quinta generación de mi familia que visita este pueblo. Con todo este detalle, todavía no he dicho por qué me apasiona Bronchales, y la verdad, no sé por dónde empezar.
Empezaré por un tópico de las conversaciones sociales poco trascendentales, el tiempo. El clima, a 1500 metros de altura, es seco, y aunque durante el día en Agosto se puede alcanzar fácilmente los 30 C, en cualquier sombra es incluso posible necesitar un chándal, si no más abrigo. En pleno Agosto, solemos dormir con pijama largo y manta, más hacia finales del mes, siendo este año la gran excepción. Esto para un valenciano, sudor por humedad a sol y sombra, es una bendición.
Seguiré por el pueblo. En invierno anda por el medio centenar, o poco más, de habitantes. Es por ello un pueblo asequible para desplazarse a pie, comprar, y olvidarse del coche para las tareas mundanas. En verano, un buen año, sobre todo en fiestas, la colonia veraneante puede superar fácilmente las 5000 personas, si bien el pueblo y sus servicios están bien preparados para ello. Existe un buen supermecado, abierto todo el año, incluso domingos, un par de fruterías, un excelente horno (nada ya que ver con mi familia) y algunas tiendas de comestibles. El fuerte de Bronchales son sus alrededores. A tiro de 5-20 minutos en coche se dispone de fuentes con sus correspondientes lugares para hacer fuego y pasar así un día de campo, sea de paella, sea de carne a la brasa, sea de lo que se guste, a la sombra de los pinos, o bajo un maravilloso sol de montaña.
Hoy más que antes el pueblo ha tomado un actitud muy receptiva de cara al veraneante, en lo referente a actividades. En mi caso, las actividades se "reducían" a, con mi grupo de amigos y amigas: ir al monte, jugar a cartas (guiñote), ver las estrellas, charlar en la calle hasta altas horas de la mañana, ir al pub o al disco-bar, a los dos o tres bares que hay, jugar al futbolín, salir a correr, dormir la siesta, dormir doce horas, comer bien y mucho con el apetito que aquí se abre tras la inapetencia de los primeros meses de calor en Valencia, desayunar los días de fiestas (sin haber dormido), leer muchos libros, y poco me dejo ya. Como decía, hoy hay una excelente semana cultural los días previos a las fiestas, y un grupo de senderismo estupendo, todo para culos inquietos de ciudad.
Termino ya esta larga entrada, diciendo que hoy he estado con mi hija sentado en el suelo a la puerta de casa, la calle es de adoquines y así seguirá pues están protegidos, viendo pasar un coche de vez en cuando, oyendo ladrar algún que otro perro, viendo mecerse las copas de los árboles y oyendo cantar "als pardalets" como le decimos a ella.
Ha sido el mejor verano de mi vida. Espero repetir el año que viene, con mi hija un año más mayor, para que se graben en ella las imágenes y vivencias que me han transmitido varias generaciones.
miércoles, agosto 26, 2009
domingo, agosto 23, 2009
HOWTO: Rotate JPG images in GNOME’s Nautilus File Manager
Aunque ya está incluido de hecho en mi Ubuntu 9.04, este blog muestra cómo personalizar los menús contextuales de tu Gnome:
http://www.movingtofreedom.org/2007/10/28/how-to-rotate-jpg-images-in-gnome-nautilus-file-manager/
http://www.movingtofreedom.org/2007/10/28/how-to-rotate-jpg-images-in-gnome-nautilus-file-manager/
domingo, agosto 16, 2009
Frase del mes de Agosto
Empiezo hoy con una sección de frases típicas, y la del mes de Agosto se la lleva mi vecino Nicolás de Bronchales, al que tanto aprecio con:
"Más vale llegar a hora que rondarla un año".
"Más vale llegar a hora que rondarla un año".
24 horas más en Bronchales ...
No son todavía 24, pero mañana a las 13:00 h. habré vuelto a mis obligaciones familiares, y poco más pasará entre ahora, día 16 de Agosto de 2009 a las 22:05 h., y ese momento.
Esta noche no habrá mucha fiesta, porque llevamos de marcha desde las 16:30 h. La peña V.S. (V.S. son las siglas de Violencia Sexual, desde 1986, peña de fiestas de Bronchales, Teruel, oficialmente en los documentos consistoriales se la conoce como Verano Soleado), organiza su partido de fútbol conocido como "futsopet", previo a la tradicional Sopeta de Bronchales, que se celebra todos los años este día, a las 18:30 h.
Previo al fiestón, un asado de cordero con patatas a las 14:30 h. y una siesta de 30 minutos para reponer fuerzas.
A las 16:30 h. nos reunimos en el local de la peña, y conforme vamos entrando este año nos han marcado el brazo cual res, pero con rotulador indeleble, una V, de violento, o una S, de sexual. Así que jugamos violentos contra sexuales. Las reglas del partido son claras, el equipo que recibe un gol bebe "isostar" casero, vodka-limón y unas gotas de coca-cola para darle el color de la comercial bebida. Hoy los sexuales hemos jugado sin camiseta, y los violentos con.
Ni que decir tiene que tras unos veinte minutos de empate a cero en el marcador, los violentos han recibido un gol, más bien se lo han dejado, y les ha tocado beber. Los sexuales han vuelto a marcar, poniendo el marcador dos a cero, a pesar de tener la lengua tiesa como mojama, hemos llevado nuestra profesionalidad al extremo, no dejándonos marcar. Bueno, la verdad hemos relajado la defensa, pero los chicos violentos no metían gol ni a la puerta del congreso.
Finalmente, dos a dos e isostar de oro, más cargado que otra cosa, en juego. Injustamente, pues el esfuerzo fue de los sexuales todo el partido, los violentos marcaron el tres a dos y tuvimos la "desgracia" de bebernos el de oro.
Tras bajar del poliderpotivo a la peña para reponer fuerzas y líquidos, nos hemos dirigido a la plaza del pueblo, donde hemos comido torta plana mojada con vino tinto, cubatas varios, incluso jamón serrano, al son de la música y del himno de Bronchales.
Corrió el vino por nuestro cuerpo, por encima para ser del todo precisos, y rompimos las camisetas, bailamos, bebimos ... otro año más, Sopeta para no olvidar.
Esta noche no habrá mucha fiesta, porque llevamos de marcha desde las 16:30 h. La peña V.S. (V.S. son las siglas de Violencia Sexual, desde 1986, peña de fiestas de Bronchales, Teruel, oficialmente en los documentos consistoriales se la conoce como Verano Soleado), organiza su partido de fútbol conocido como "futsopet", previo a la tradicional Sopeta de Bronchales, que se celebra todos los años este día, a las 18:30 h.
Previo al fiestón, un asado de cordero con patatas a las 14:30 h. y una siesta de 30 minutos para reponer fuerzas.
A las 16:30 h. nos reunimos en el local de la peña, y conforme vamos entrando este año nos han marcado el brazo cual res, pero con rotulador indeleble, una V, de violento, o una S, de sexual. Así que jugamos violentos contra sexuales. Las reglas del partido son claras, el equipo que recibe un gol bebe "isostar" casero, vodka-limón y unas gotas de coca-cola para darle el color de la comercial bebida. Hoy los sexuales hemos jugado sin camiseta, y los violentos con.
Ni que decir tiene que tras unos veinte minutos de empate a cero en el marcador, los violentos han recibido un gol, más bien se lo han dejado, y les ha tocado beber. Los sexuales han vuelto a marcar, poniendo el marcador dos a cero, a pesar de tener la lengua tiesa como mojama, hemos llevado nuestra profesionalidad al extremo, no dejándonos marcar. Bueno, la verdad hemos relajado la defensa, pero los chicos violentos no metían gol ni a la puerta del congreso.
Finalmente, dos a dos e isostar de oro, más cargado que otra cosa, en juego. Injustamente, pues el esfuerzo fue de los sexuales todo el partido, los violentos marcaron el tres a dos y tuvimos la "desgracia" de bebernos el de oro.
Tras bajar del poliderpotivo a la peña para reponer fuerzas y líquidos, nos hemos dirigido a la plaza del pueblo, donde hemos comido torta plana mojada con vino tinto, cubatas varios, incluso jamón serrano, al son de la música y del himno de Bronchales.
Corrió el vino por nuestro cuerpo, por encima para ser del todo precisos, y rompimos las camisetas, bailamos, bebimos ... otro año más, Sopeta para no olvidar.
24 horas en Bronchales
Son las 13:00 h. del día 16 de Agosto de 2009. Llevo 24 horas en Bronchales, pueblo de la provincia de Teruel, del que he sido, hasta hace unos diez años, asiduo veraneante, pues inicie mis periplos estivales con tan sólo cinco meses de edad, allá por el año 75. Soy de la cuarta generación de veraneantes de mi familia, mi hija de la quinta, y tras varios años de ausencia en las fiestas de este pueblo, que han marcado mi juventud y seguro el resto de mi vida, he vuelto con intención de reengancharme. Es curiosos, diez años es lo que se está en la reserva activa del ejército, tras la mili, con posibilidad de reenganche automático.
Y así ha sido. Tras dejar a mis mujeres en el cercano pueblo de Monreal del Campo, ayer día 15 de Agosto a las 13:00 h., tomé la Autovía Mudéjar hasta Santa Eulalia, dejando la vía de alta velocidad para internarme por carretera provincial unos 30 km. hacia la Sierra de Albarracín. Es una carretera bien conservada, pintada, con sus vallas de protección y señalización correspondientes. Buena carretera para conducir solo, con ventanas bajadas, el aire en la cara, y practicar todos aquellos aspectos de la conducción que en ciudad no tenemos ocasión, léase, reducir, frenar, marchas cortas y largas en función de la pendiente y curvas, por mencionar algunos. Me crucé con unos tres moteros custom, a los cuales, desde mi coche, hice el correspondiente signo de V. Espero que no me tomaran por un chalado. A la salida, 32 C en Monreal, 27 C a la llegada en Bronchales.
Mis primeras seis horas en el pueblo fueron de antenero-instalador, aproveché para cambiar la instalación de antena interna de casa de mis padres, y completar así el trabajo realizado por aguerridos anteneros en el tejado la semana pasada. Quedó claro que el chavalín de unos veinte y pocos que se subió a cambiar la antena de treinta años, era el más adecuado para el trabajo, no sólo por la edad, sino por su peso, unos dos tercios del mío, y agilidad. Así que ahora mis padres tienen la casa preparada para el, mal llamado en mi opinión, apagón digital, pues de hecho apagarán la televisión analógica.
A las 19:30 h. me di una buena ducha y me metí en la cama con Anne, con Anne Frank, para dormirme hasta las 22:00 h. Lo siento Anne, ayer no te satisfice mucho, pero la noche se esperaba, como verás, larga.
Tras cenar, gracias padre, me fui con mis amigos J. y M.C. a casa de J.M. y A. Allí teníamos preparados un improvisado disfraz de Parchís, ese grupo de mi infancia que ni si quiera yo recuerdo bien. Yo vine aquí no a hablar de mi libro, sino a escuchar hablar a los demás, a tratar de integrarme y mimetizarme con mi pasado festero. Por ello cuando me dijeron, vamos a disfrazarnos el sábado por la noche, dije bien, y así hasta el final de la noche, salvo a las proposiciones deshonestas que J. me hizo arrepretándome el trasero, y yo a la voz "J. una cosa es la tontería de palabra, y otra que me magrees, cabrón". Con vaqueros y camiseta del color de las fichas, ellos eran los cuatro colores, y a mí me dejaron el modesto papel de dado. Un colega de la peña (V.S., merecerá entrada de blog aparte), actor de teatro aficionado, nos decoró el rostro, ojos, cejas, párpados, pestañas, y nos dibujó unos dados en las mejillas, eso eso, en las mejillas, dos a mí por ser el dado, y uno a los demás en un lado, al otro una ficha del color de su camiseta. Acompañado de pelucas de los correspondientes colores, estuvimos listos en menos de una hora. Mi peluca era negra, estilo príncipe de Bequelard venido a menos, que mutó a los comentarios a "bra bra bra", parece ser que es, debería ver más la mundana tele, de una imitadora de Rosa Conde.
Directos al local de la peña V.S., luego a las 24:00 h. turno de barra en la plaza del pueblo, al cual me apunté gustosamente. He comprobado que, sin beber, mi memoria a corto no funciona bien del todo, pues cual pez en pecera yo detrás de la barra, me cantaban tres cubatas, y al darme la vuelta a por vasos y hielo, y volver, en menos de veinte segundos, se me había olvidado. Técnica que tuve que depurar, para sobrevivir dos horas en las que se me secó la garganta hasta límites insospechados, intentando visualizar los vasos con el contenido alcohólico en función de la botella, más luego el color del preceptivo refresco, léase naranja, limón, cola o tónica, cosas atípicas como el toro rojo y el zumo piña, fueron más fáciles. La anécdota destacable le ocurrió a J. cuando alguien le pidió "un vodka azul, bueno y si no tienes pues rojo", para acabar con el blanco-toda-la-vida, que es lo único que ponemos en el pueblo.
A las 2:00 h. relevo, con cuba-litro de ron-cola en mano, de vuelta a la peña al grito de "cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te desean tus amigos de parchís". Mencionar a los disfrazados de la peña: tuvimos al grupo Locomía, con J., E., P. y un cuarto que no hizo más que cantarnos, "tú eres la ficha verde, tú eres la azul, tú la roja y tú amarilla" y señalándome con el dedo "y quién coño eres tú". Solución, pintarme un par de dados en la camiseta, la mía blanca, para ser más reconocible. Tuvimos también a la Whitehouse, a Olivia Newton J. y un Marc Anthony. Alaska, o más bien cuatro disfrazados de Alaska, también nos visitó.
Personajes no disfrazados destacables, D.chu. el grande con su metro noventa y ciento y pico kilos de amabilidad para con los regresados, cuba-litro con hielos luminosos en mano, solamente disponibles para los, como él, generales de la peña. Su hermana P. muy cariñosa, me dicen que también lo es aun no estando bajo los efectos del alcohol, que ayer todavía fue más espectacular por las sonadas ostias que se pegó por el pueblo, a mencionar, según palabras de un testigo, un orejazo que le asestó al caño de la cerveza, y tras comprobar que no le había sucedido nada a una de las principales herramientas de la peña, se le ayudo a levantarse.
Cuba-litro arriba y abajo de la peña a la plaza se nos pasó la noche, en jugar el bingo de la comisión, beber, reír, desfasar, comer perritos calientes, patatas y hamburguesas en el puesto de la plaza, beber más ron-cola, y un preceptivo clásico de la peña V.S., el chispazdo de vodka-lima que todo quisqui se mete de golpe al grito de "¡chispazoooooooooooo!".
A las 6:15 h. aterricé por casa, no falto de ganas de más fiesta, pero mis cuatro fichas, que son a los que más conozco de mi pasada época de fiestas, se me fueron a dormir, o a lo que sea. No muy perjudicado estaba, no hizo falta la técnica del litro y medio de agua, el ancla, ni el arpón, todas ellas usadas en Málaga hace un mes.
En fin, dentro de unas horas tenemos "futsopet", el partido de fútbol de V.S. antes de la tradicional Sopeta de Bronchales. Más en próximas entradas. Se espera fiesta loca de las 16:30 h. en adelante. No sé cuándo volveré ...
Y así ha sido. Tras dejar a mis mujeres en el cercano pueblo de Monreal del Campo, ayer día 15 de Agosto a las 13:00 h., tomé la Autovía Mudéjar hasta Santa Eulalia, dejando la vía de alta velocidad para internarme por carretera provincial unos 30 km. hacia la Sierra de Albarracín. Es una carretera bien conservada, pintada, con sus vallas de protección y señalización correspondientes. Buena carretera para conducir solo, con ventanas bajadas, el aire en la cara, y practicar todos aquellos aspectos de la conducción que en ciudad no tenemos ocasión, léase, reducir, frenar, marchas cortas y largas en función de la pendiente y curvas, por mencionar algunos. Me crucé con unos tres moteros custom, a los cuales, desde mi coche, hice el correspondiente signo de V. Espero que no me tomaran por un chalado. A la salida, 32 C en Monreal, 27 C a la llegada en Bronchales.
Mis primeras seis horas en el pueblo fueron de antenero-instalador, aproveché para cambiar la instalación de antena interna de casa de mis padres, y completar así el trabajo realizado por aguerridos anteneros en el tejado la semana pasada. Quedó claro que el chavalín de unos veinte y pocos que se subió a cambiar la antena de treinta años, era el más adecuado para el trabajo, no sólo por la edad, sino por su peso, unos dos tercios del mío, y agilidad. Así que ahora mis padres tienen la casa preparada para el, mal llamado en mi opinión, apagón digital, pues de hecho apagarán la televisión analógica.
A las 19:30 h. me di una buena ducha y me metí en la cama con Anne, con Anne Frank, para dormirme hasta las 22:00 h. Lo siento Anne, ayer no te satisfice mucho, pero la noche se esperaba, como verás, larga.
Tras cenar, gracias padre, me fui con mis amigos J. y M.C. a casa de J.M. y A. Allí teníamos preparados un improvisado disfraz de Parchís, ese grupo de mi infancia que ni si quiera yo recuerdo bien. Yo vine aquí no a hablar de mi libro, sino a escuchar hablar a los demás, a tratar de integrarme y mimetizarme con mi pasado festero. Por ello cuando me dijeron, vamos a disfrazarnos el sábado por la noche, dije bien, y así hasta el final de la noche, salvo a las proposiciones deshonestas que J. me hizo arrepretándome el trasero, y yo a la voz "J. una cosa es la tontería de palabra, y otra que me magrees, cabrón". Con vaqueros y camiseta del color de las fichas, ellos eran los cuatro colores, y a mí me dejaron el modesto papel de dado. Un colega de la peña (V.S., merecerá entrada de blog aparte), actor de teatro aficionado, nos decoró el rostro, ojos, cejas, párpados, pestañas, y nos dibujó unos dados en las mejillas, eso eso, en las mejillas, dos a mí por ser el dado, y uno a los demás en un lado, al otro una ficha del color de su camiseta. Acompañado de pelucas de los correspondientes colores, estuvimos listos en menos de una hora. Mi peluca era negra, estilo príncipe de Bequelard venido a menos, que mutó a los comentarios a "bra bra bra", parece ser que es, debería ver más la mundana tele, de una imitadora de Rosa Conde.
Directos al local de la peña V.S., luego a las 24:00 h. turno de barra en la plaza del pueblo, al cual me apunté gustosamente. He comprobado que, sin beber, mi memoria a corto no funciona bien del todo, pues cual pez en pecera yo detrás de la barra, me cantaban tres cubatas, y al darme la vuelta a por vasos y hielo, y volver, en menos de veinte segundos, se me había olvidado. Técnica que tuve que depurar, para sobrevivir dos horas en las que se me secó la garganta hasta límites insospechados, intentando visualizar los vasos con el contenido alcohólico en función de la botella, más luego el color del preceptivo refresco, léase naranja, limón, cola o tónica, cosas atípicas como el toro rojo y el zumo piña, fueron más fáciles. La anécdota destacable le ocurrió a J. cuando alguien le pidió "un vodka azul, bueno y si no tienes pues rojo", para acabar con el blanco-toda-la-vida, que es lo único que ponemos en el pueblo.
A las 2:00 h. relevo, con cuba-litro de ron-cola en mano, de vuelta a la peña al grito de "cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te desean tus amigos de parchís". Mencionar a los disfrazados de la peña: tuvimos al grupo Locomía, con J., E., P. y un cuarto que no hizo más que cantarnos, "tú eres la ficha verde, tú eres la azul, tú la roja y tú amarilla" y señalándome con el dedo "y quién coño eres tú". Solución, pintarme un par de dados en la camiseta, la mía blanca, para ser más reconocible. Tuvimos también a la Whitehouse, a Olivia Newton J. y un Marc Anthony. Alaska, o más bien cuatro disfrazados de Alaska, también nos visitó.
Personajes no disfrazados destacables, D.chu. el grande con su metro noventa y ciento y pico kilos de amabilidad para con los regresados, cuba-litro con hielos luminosos en mano, solamente disponibles para los, como él, generales de la peña. Su hermana P. muy cariñosa, me dicen que también lo es aun no estando bajo los efectos del alcohol, que ayer todavía fue más espectacular por las sonadas ostias que se pegó por el pueblo, a mencionar, según palabras de un testigo, un orejazo que le asestó al caño de la cerveza, y tras comprobar que no le había sucedido nada a una de las principales herramientas de la peña, se le ayudo a levantarse.
Cuba-litro arriba y abajo de la peña a la plaza se nos pasó la noche, en jugar el bingo de la comisión, beber, reír, desfasar, comer perritos calientes, patatas y hamburguesas en el puesto de la plaza, beber más ron-cola, y un preceptivo clásico de la peña V.S., el chispazdo de vodka-lima que todo quisqui se mete de golpe al grito de "¡chispazoooooooooooo!".
A las 6:15 h. aterricé por casa, no falto de ganas de más fiesta, pero mis cuatro fichas, que son a los que más conozco de mi pasada época de fiestas, se me fueron a dormir, o a lo que sea. No muy perjudicado estaba, no hizo falta la técnica del litro y medio de agua, el ancla, ni el arpón, todas ellas usadas en Málaga hace un mes.
En fin, dentro de unas horas tenemos "futsopet", el partido de fútbol de V.S. antes de la tradicional Sopeta de Bronchales. Más en próximas entradas. Se espera fiesta loca de las 16:30 h. en adelante. No sé cuándo volveré ...
lunes, agosto 10, 2009
Professor Stieg Larsson
He terminado la serie Millenium, los tres libros del difunto Stieg Larsson, 672+752+864 páginas, empezados el Miércoles 15 de Julio de 2009 en mi viaje a Málaga. Los dos últimos me los he leído en semana y media, entre ayer y hoy 400 páginas. En España los edita Destino en cubierta blanda, estilo bolsillo, aunque por el número de páginas ya podéis deducir que de bolsillo, nada.
Para mí ha sido como cuando te enfrentas a un soberbio bocata de tortilla de patatas, tanto más bueno cuanto más te acercas al final, el pan está más blandito que al principio por el calor de la tortilla, el gusto ya afinado, los ingredientes sencillos a mi entender, pero la adecuada combinación y elaboración, resultan sublimes.
El hilo conductor de las novelas de Larsson es la violencia contra las mujeres, y es en parte una denuncia a los sistemas policial y judicial suecos, así como a varios aspectos de la sociedad de este país nórdico. Los personajes de Larsson encarnan la eterna lucha entre el bien y el mal, y aún siendo muchos de ellos verdaderos ciudadanos modelo y escoria social, según los parámetros de cualquier democracia europea, distan mucho de ser el perfecto modelo que todo lo hace bien, y el malo maloso de pies a cabeza. Larsson nos presenta a Mikael Blomkvist, un periodista económico de investigación cuyo leitmotif es la denuncia de los procedimientos empresariales fraudulentos.
En el primer libro, "Los hombres que no amaban a las mujeres", Mikael Blomkvist se involucra en dos historias. La primera es una lucha, desde la revista de la que es socio fundador y redactor, Millenium, que da nombre a la saga de Larsson, contra un empresario sueco, Wennerstrom. Blomkvist denuncia las prácticas irregulares del conjunto empresarial Wennerstrom, pero es víctima de malas fuentes y por tanto juzgado y condenado a prisión por difamación. La segunda historia es consecuencia de la primera, y le lleva a un retiro espiritual en un pueblo de la Suecia profunda, donde otro empresario, Henrik Vanger, contrata a Mikael Blomkvist para que resuelva el crimen de su sobrina Harriet Vanger, acaecido cuarenta años antes. A lo largo de ambas tramas, aparecen varios personajes, que pasan de ser secundarios a primer plano en el transcurso de la novela. El más importante es sin duda el personaje de Lisbeth Salander, investigadora "freelance" de la compañía de seguridad Milton Security, que la contrata esporádicamente como investigadora personal, es decir, le encarga recabar datos y elaborar informes sobre personas, a petición de sus clientes. Lisbeth se verá involucrada en la segunda de las tramas que Micke trata de desentrañar.
El segundo libro, "La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina", Millenium contrata los sevicios de Dag Stevenson, periodista "freelance" que investiga y prepara un libro sobre la trata de blancas, "trafficking", mujeres del este de Europa que son introducidas en Suecia con promesas de trabajo y papeles, y que finalmente son obligadas a prostituirse. Tanto Blomkvist como Salander se verán involucrados en esta trama, que les llevará a sitios y situaciones insospechadas por el lector, en las que se mezcla lo profesional y personal.
Finalmente, la tercera entrega, "La reina en el palacio de las corrientes de aire", narra el proceso en el que Lisbeth Salander, con la ayuda de Mikael Blomkvist y otros incondicionales, se enfrenta al sistema constitucional sueco por su libertad como persona en sociedad, desenterrando fantasmas que harán temblar los cimientos de la democracia de Suecia.
Entre los tres libros, Larsson introduce alrededor de medio centenar de personajes, y si bien no todos son descritos al por menor, esto deja lugar a la imaginación del lector, algo que en mi humilde opinión un escritor no debe minar con extensos pasajes de narración descriptiva. Además, el autor no incurre en excesivos detalles técnicos sobre las materias necesarias para el desarrollo y consecución de su historia, por ejemplo en el ámbito legal, cuenta lo necesario para no ser tachado de simple y resultar creíble al lector.
No quiero extenderme más, pues hay riesgo de develar detalles relevantes de la historia. Si tenéis ocasión, leed a Larsson.
Para mí ha sido como cuando te enfrentas a un soberbio bocata de tortilla de patatas, tanto más bueno cuanto más te acercas al final, el pan está más blandito que al principio por el calor de la tortilla, el gusto ya afinado, los ingredientes sencillos a mi entender, pero la adecuada combinación y elaboración, resultan sublimes.
El hilo conductor de las novelas de Larsson es la violencia contra las mujeres, y es en parte una denuncia a los sistemas policial y judicial suecos, así como a varios aspectos de la sociedad de este país nórdico. Los personajes de Larsson encarnan la eterna lucha entre el bien y el mal, y aún siendo muchos de ellos verdaderos ciudadanos modelo y escoria social, según los parámetros de cualquier democracia europea, distan mucho de ser el perfecto modelo que todo lo hace bien, y el malo maloso de pies a cabeza. Larsson nos presenta a Mikael Blomkvist, un periodista económico de investigación cuyo leitmotif es la denuncia de los procedimientos empresariales fraudulentos.
En el primer libro, "Los hombres que no amaban a las mujeres", Mikael Blomkvist se involucra en dos historias. La primera es una lucha, desde la revista de la que es socio fundador y redactor, Millenium, que da nombre a la saga de Larsson, contra un empresario sueco, Wennerstrom. Blomkvist denuncia las prácticas irregulares del conjunto empresarial Wennerstrom, pero es víctima de malas fuentes y por tanto juzgado y condenado a prisión por difamación. La segunda historia es consecuencia de la primera, y le lleva a un retiro espiritual en un pueblo de la Suecia profunda, donde otro empresario, Henrik Vanger, contrata a Mikael Blomkvist para que resuelva el crimen de su sobrina Harriet Vanger, acaecido cuarenta años antes. A lo largo de ambas tramas, aparecen varios personajes, que pasan de ser secundarios a primer plano en el transcurso de la novela. El más importante es sin duda el personaje de Lisbeth Salander, investigadora "freelance" de la compañía de seguridad Milton Security, que la contrata esporádicamente como investigadora personal, es decir, le encarga recabar datos y elaborar informes sobre personas, a petición de sus clientes. Lisbeth se verá involucrada en la segunda de las tramas que Micke trata de desentrañar.
El segundo libro, "La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina", Millenium contrata los sevicios de Dag Stevenson, periodista "freelance" que investiga y prepara un libro sobre la trata de blancas, "trafficking", mujeres del este de Europa que son introducidas en Suecia con promesas de trabajo y papeles, y que finalmente son obligadas a prostituirse. Tanto Blomkvist como Salander se verán involucrados en esta trama, que les llevará a sitios y situaciones insospechadas por el lector, en las que se mezcla lo profesional y personal.
Finalmente, la tercera entrega, "La reina en el palacio de las corrientes de aire", narra el proceso en el que Lisbeth Salander, con la ayuda de Mikael Blomkvist y otros incondicionales, se enfrenta al sistema constitucional sueco por su libertad como persona en sociedad, desenterrando fantasmas que harán temblar los cimientos de la democracia de Suecia.
Entre los tres libros, Larsson introduce alrededor de medio centenar de personajes, y si bien no todos son descritos al por menor, esto deja lugar a la imaginación del lector, algo que en mi humilde opinión un escritor no debe minar con extensos pasajes de narración descriptiva. Además, el autor no incurre en excesivos detalles técnicos sobre las materias necesarias para el desarrollo y consecución de su historia, por ejemplo en el ámbito legal, cuenta lo necesario para no ser tachado de simple y resultar creíble al lector.
No quiero extenderme más, pues hay riesgo de develar detalles relevantes de la historia. Si tenéis ocasión, leed a Larsson.
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