Son las 3:30 h. del día 29 de Septiembre de 2010. Aquí estoy, en el sofá de mi casa, esperando a que a mi perla le baje un poco la fiebre, y aprovecho, a última hora, para escribir esta entrada en el blog.
Este país roza el ridículo en muchas cosas, y una vez más lo vemos en los sindicatos, programando una huelga general con semanas de antelación y pactando unos servicios mínimos. Eso no es una huelga, eso es una mierda. Uno puede estar de acuerdo o no con los motivos de la huelga, pero como bien decía un buen amigo este Sábado sentados en el parque viendo a mi niña jugar con su mujer embarazada, si se hace huelga se hace, y si no, pues no. Y no se espera uno cuatro semanas, ni pacta mínimos de nada: véase la última del metro de Madrid. Y la tuvimos que hacer hacer tres años, no ahora.
Esto es un paripé que los sindicatos han preparado, ellos piensan que tienen que hacerlo para justificarse, pero lo que han hecho es clavar un clavo más en la tapa de su ataúd de cara al trabajador con trabajo, siendo este matiz de relevancia, ya que los parados, el paro, el verdadero problema, no parecen importarle mucho a un colectivo sindical en cuyas elecciones estos últimos no votan. Lectura: a mí los parados me dan igual, mientras no nos recortes a los que estamos.
Si bien también es verdad que sin los sindicatos y la cultura empresarial que es todavía muy precaria en España, me decía mi amigo de primera mano, afinados iríamos. Y es que existe desgraciadamente hoy todavía mucho mal llamado empresario que antes de vender su Mercedes (como el de algún sindicalista compañero de mi trabajo cuyo sueldo oficial, y dedicación exclusiva, no es diferente a la mía), hipotecar sus dos chalés y cobrar la mitad o no cobrar, prefiere directamente, sin sacrificar ninguna comodidad, que no su seguridad familiar, prescindir a golpe de despido improcedente a sus empleados, que es lo más barato. Mierda de empresa, y mierda de empresa la de sus proveedores que no pueden prescindir de semejante cliente pirata con semejantes prácticas empresariales (si le hace eso a sus propios empleados, a un proveedor ni me lo imagino). Y esto lo he visto también en otro buen amigo, al que el lunes pasado despidieron (a él y a los otros cinco trabajadores de la empresa, a todos) por correo electrónico aduciendo problemas económicos, cuando estaban de trabajo y futuribles ingresos hasta las cejas, pero lo más barato era cargarle el muerto al trabajador. Y esto lo he visto también en los estibadores del puerto, todos compañeros estibadores, los fijos (mafia) y los eventuales, hasta que hubo poco trabajo y los fijos se quedaron con toda la faena respondiendo literalmente para seguir pagando su hipoteca de 1500 euros/mes.
Así que aquí estamos, convocados a una huelga general con previsible poco seguimiento, digan lo que digan los números del gobierno de turno y los sindicatos esta noche en las noticias. Mal se lo ven los sindicalistas cuando le tienen que pedir a los abuelos (ya jubilados, esos ya están salvados -al menos en el aspecto terrenal-) que no cuiden a los nietos para que los padres no puedan ir a trabajar, casi tan grave o más como que te pinchen las ruedas del coche, pero sí, alguna neurona han puesto en marcha esta vez. Pulsando opinión en mis amigos y compañeros, de distintos perfiles laborales y formación, que no educación, la aceptación será prácticamente nula. Me cuenta una compañera que andaban haciendo fotos de las puertas de entrada a mi trabajo, para colocar a los sindicalistas, algo que no entendí hasta que hoy alguien de la cafetería me dijo que obviamente no se van a poner en la puerta de nuestro trabajo nuestros sindicalistas, porque si la cosa se pone seria, al día siguiente sabes quién es y dónde se sienta para ir a devolverle las ostias una por una (los míos justo enfrente de la pista de tenis, buena excusa la de "se me escapó la raqueta, saltó la valla, entró por tu puerta y, qué desgracia adicional, te dio en los dientes y rebotó a las piernas").
Y para acabar, estaba suscrito (durante 8 años) a las listas de distribución de los cuatro sindicatos que hay en mi trabajo, tratando de ser aséptico e informarme (también con el motivo mordaz de tener la prueba en mi buzón para cuando la van cagando día a día) y me he borrado hoy de tres de ellos porque: STEP-PV (el País Valencià no existe y estoy harto de que mezcléis la acción sindical con la cuestión política y que enviéis los textos en perfecto barceloní, snobs-tarados), CCOO (en tiempos de crisis no puedes publicar un boletín diciendo que vas a pedir que las Escuelas de Ingenieros de XX se llamen de Ingenieros/as, ¿a qué coño te dedicas?) y UGT (porque lleváis a tortas a los sindicatos minoritarios cuando todos sois sindicatos, gilipollas).
Bueno, dentro de unas horas, con sueño de padre, A TRABAJAR.
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