Hoy sábado he estado en el campus, en mi trabajo, en la UPV. Unas pequeñas obras en la carretera de acceso a los institutos de investigación, me han obligado a dejar el coche en el Trinquet, y a pasear bajo el sol, que ha vuelto hoy de nuevo a ser sol casi de verano.
En el camino, paso por zonas de césped, empedradas, losas de cemento y por las rampas de acceso hechas de traviesas de vías de tren. En todo el tramo que va desde el Trinquet hasta los edificios, he visto unas cinco lagartijas, ¡como corren las malditas!
Alguna llevaba la cola verde, y el cuerpo marrón. Me ha recordado cuando jugaba detrás de casa de mi abuela, en aquel entonces naranjales, acequias y huertos, y cómo a poco que le hiceras la puñeta a uno de esos animalitos, su cola se desprendía y se quedaba retorciéndose en frente de mis narices, mientras que el resto salía, literalmente, por patas.
En fin, una tontería, un día de trabajo que me transporta por unos momentos a mi infancia. Miré las lagartijas con una sonrisa en la boca.
domingo, octubre 25, 2009
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1 comentario:
Sí, yo tambien he visto varias lagartijas por los alrededores, está plagado! :D El caso es que uno no puede evitar transportarse a su infancia cuando ve un bicho de esos y recordar las trastadas que se les hacia en la era del pueblo jeje
Un abrazo!
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