No es que me falten, pero bastó ayer una visita de un par de horas a la oficina del INSS de Torrent, fui a dejar la baja maternal de mi mujer, y ver el panorama, para que me entraran unas ganas más locas aún de irme directo al trabajo.
La verdad, bromas de mal gusto aparte, fue triste ver a toda esa gente a la espera de no sé qué. Es cierto que la nota alegre la daban los padres y madres que como yo, iban a dejar su baja. Pero no puedo obviar que el resto de la gente desprendía una tristeza y un hastío profundo, desde sus caras, hasta su forma de vestir. Aunque no quiero pensar que tengan sobradas razones para ello, porque me entristece, creo que es la realida.
Me llevé la sensación, y no quiero decir que sea la correcta, de personas que se levantan sin ilusión. Esto es para mí una de las cosas más tristes.
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